Estoy a nada de cruzar la línea de la sombra de Joseph Conrad. Lo sé porque el mundo ya no se presenta nuevo para mí en casi nada. Rara vez pasa algo inusitado. Hay cosas que sé que ya pasaron en una época y que ya no quiero repetir por hastío por hartazgo, porque ya sé lo que voy a encontrar. Qué importan 10 años o más dijo Javier Marías; cuando la gente es adulta lo es ya para
siempre, pasas la adultez y lo es ya para siempre; pasa muy rápido todo y no
hay vuelta atrás. El privilegio de la juventud es adelantándose a los días
venideros con una esperanza continua. Lo veía todo tan sí, algún día, algún día
va pasar, algún día va venir y era todo como entrar a un jardín encantado, cada
vuelta del sendero tenía una seducción propia. Lo quise todo de inmediato y de
todo corazón. No es una pose pesimista en el sentido de que ya nunca más va ser
algo como tal, sino en el sentido de que cada cosa tiene su época y su
circunstancia; ante lo que se aproxima ya no hay nada más que decir atrás. El
camaleón que tengo en casa me resulta fascinante porque ahora sé que no se
mimetiza con el ambiente, cambia de colores de acuerdo a sus estados emocionales.
viernes, 27 de julio de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muchas veces es más seguro estar encadenado que ser libre.
-
Ninguno de ellos sabe. Ninguno sabe en realidad. Voy corriendo, ya van cinco kilómetros, y me salen las carcajadas de repente, no las pued...
-
Sólo me queda rehuir, escapar, como si todo fuera a derrumbarse al mismo tiempo. Y es lógico que todo se derrumbe. Sin embargo, lenta, miste...
-
Perderse. Qué atemorizante. Perderse a salvo. Qué maravilloso. No saber dónde estamos, cuando somos niños, es una pesadilla. No saber dón...
No hay comentarios:
Publicar un comentario