martes, 15 de septiembre de 2020

Heautontimorumenos

Me acabo de acordar: hubo algunos días en que estuve muy suicida. Verás: reflexionaba muy poco en voz alta. La mayoría de las personas a mi alrededor hablaban un inglés -algunos muy bueno, algunos muy malo- y un acento francés que tendía a aburrirme; la mayoría de las reflexiones que me pasaban por la cabeza me cruzaban por la mente cuando dormía y las recordaba tan sólo al despertar, un par de minutos pues, después tenía que volver a realidad y hacer lo que tocaba ese día. Pero recuerdo días suicidas. O, bueno, no suicidas pero días donde, según yo, predecía mi muerte: sabía que moriría pronto. Me imaginaba de las muchas maneras en las que podía morir. Es extraño que, viviendo de una manera tan desinteresada allá, pensara tanto en la muerte. Supongo que tampoco es incongruente pues, ahora que lo pienso, tiene sentido: cuando se vive al máximo (la vida verdaderamente hasta la más máxima expresión que conoces), cuando no se duerme por vivir y por aprovechar cada minuto, cada segundo que se tiene porque el período de ese máximo está por terminar; porque ves que estás descendiendo de lo más alto de la montaña a la que lograste trepar... creo que piensas en la muerte. En la posibilidad de que todo acabara. Quizás era tan feliz que pude considerar la muerte como un pensamiento más; otra posibilidad de la vida... eso: la muerte como otra posibilidad de la vida.

lunes, 24 de agosto de 2020

El que se atormenta solo

 Lo abandoné todo por venir a escucharte, aunque nada de lo que dijeras hablara sobre mí. 


¿Por qué hice eso? Es como si el encanto de encontrarte me hiciera obligarme a no evitar todas las posibles confluencias aunque lejos estén de experimentarse a viva piel: pero, así las siento. Como si, con lo que tienes anidado en tu cerebro, pudieras quebrantar los límites que otros ni siquiera alcanzan a ver; como si a ti te diera la llave para cruzar las puertas -que en otros son invisibles-, escondidas a mitad de cada muro que he pasado mi vida intentando construir con el fin de abandonar; de alejarme, de mantenerlos a todos apartados de mí.




Pero es que tú...



  Muchas veces es más seguro estar encadenado que ser libre.